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lunes, 6 de diciembre de 2010

El camino errado

Ven conmigo hijo
Al filo de la navaja
Que llamamos tiempo.
Mira, observa el vacío.
¿Los has visto?
Son los años que pasan.
Hijo, ¿qué sucede?
¿Acaso no los ves?
Aunque no los distingas,
Están allí, ocultos
Tras las sombras
De los recuerdos.
Mira entonces mis arrugas,
¿Las ves?
Están talladas de infinito
Y años perdidos;
Tratan de tú a la muerte
Y son más sabias que yo.
Mira, hijo, lo que dicen
Y no me hables
De anhelos de soledad
O sueños en libertad.
Somos esclavos del tiempo
Y cada segundo vivido
Una cadena de acero.
Ríete si quieres, hijo,
De este viejo tonto,
Pero en esta vida
Dos son las llaves:
Una forjada en muerte
Otra cincelada en amor.
Hijo, no yerres el camino,
 ¡Enamórate!

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