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sábado, 25 de febrero de 2012

Tarascadas IX

El único sentimiento en el que nunca nadie me ha defraudado es en el de la decepción
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Qué curiosos me resultan aquellos que más que vivir parecen estar escribiendo sus biografías
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Solo tú supiste entenderme, quizás, porque solo tú pudiste quererme (¿o viceversa?)
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Querer ser feliz es la principal causa de infelicidad

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Sin palabras las imágenes se vuelven reales: vigila el silencio, él te descubrirá
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Igual malgasto mi corazón en miradas rotas que nunca han escrito la primavera con tinta de abrazos. Tendré que replantearmelo
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El mejor antidepresivo que conozco de todos los que he probado, es el deseo
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No tengo ganas de escribir, y se enquistan las historias en mi cabeza, no paran de sucederse, de revolotear, me reclaman, me alientan; yo les pido paciencia, pero gritan, protestan, porque saben que miento, sí, casi todas serán como tú, una historia casi nunca ya olvidada
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Ahora que tengo completamente vencido el miedo a la soledad, resulta que lo que ahora en verdad me asusta es la compañia. ¡Vida ésta!
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Me ofrecen sus ojos, sus lenguas, sus sueños, miedos y deseos, sus cuerpos sexuados llenos de vidas; me ofrecen, me ofrecen, pero ninguna se da cuenta de que lo único que de verdad yo necesito son los abrazos que nadie me da

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