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lunes, 19 de septiembre de 2011

Un mal día

¡Vaya par de tetas más bien puestas que tenía la cabrona! Tienes las tetas más bonitas del mundo; seguro que le dice lo mismo que me decía a mí, ¡asqueroso! ¡Dios! Me va a  estallar la cabeza. Para una vez que salgo me lo tengo que encontrar. Claro, qué, ¡Lucia!, cada vez que me acuerdo... ¡será idiota!, toda la culpa es suya. No pudo estarse callada, ¡no!, le falto tiempo para decir, ¡tía! ¡mira! es Luís; si no la llego a detener se va directa a saludarlo. Menudo bote dio al verlo. Siempre estaba, qué guapo tu Luís, qué gracioso, qué bien me cae; de buena gana se lo hubiera follado la muy zorra. Bea, no mires, no mires; qué pollas, mis ojos pasaban de mi cerebro, no sé como no me quede bizca de tanto voltear las pupilas, encima, cada vez que miraba y veía a la de los globazos venga reírse y a él con los ademanes de estar contando una de sus historias, se me encogían las bragas como si fueran de esparto, qué sensación tan desagradable. Operadas, seguro que son operadas. Si no lo hubiera dejado, antes o después me habría abandonado él a mí, de eso estoy segura, bueno, no sé, pero es qué..., era tan cabezón, tan..., tan..., siempre tan autosuficiente, tan sobrado, ¡joder!, parecía como si no me necesitara para nada, ni a mí ni a nadie, y yo en cambio si hubiera tenido una varita mágica lo habría hecho diminuto para llevarlo conmigo a todas partes. Me odia, sí, me odia, nunca se hubiera esperado que lo dejara, no me va a perdonar jamás, como si no lo conociera, nadie lo conoce mejor que yo, ya quisiera esa, la tetas operadas. Qué borracha me puse. Madre mía, qué vergüenza cuando vomite en el taxi, menudo rebote el del taxista, tampoco tenía motivo para ponerse así, su coche no se mancho; la primera bocanada, antes de que parase y vomitara en la acera, fue a parar al bolso de Lucía, yo qué sé, lo primero que pille. Nuria se desternillaba de la risa; ¡ja, ja, ja!, qué fuerte eres Bea, !ja, ja, ja!, qué loca estás; y Lucia, vaya cara de leprosa con asco me puso; tía, de verdad, lo siento, el lunes te compro uno igual, en serio, lo siento; no te molestes, me dijo, pero la próxima te vomitas tu puto bolso; de ésta se pasa un mes sin hablarme, no es para menos. Mañana, sin falta, le compro el bolso.
Hola cariño, no, por favor, no enciendas la luz, mi cabeza no para de dar vueltas. Sí, bebí demasiado, hacía tanto que no nos juntábamos, que las copas se nos fueron de la mano. Fue muy divertido, pero ya no estoy acostumbrada ni tengo edad para estas salidas. Gracias, eres un cielo, aunque no veas la de chicas guapas que se ven; yo solo tenía ojos para una, sus tetas y sobre todo, su acompañante; por cuatro o cinco chicos que merecían la pena, no te preocupes, no ligue nada de nada; para ligar estaba yo con la borrachera que llevaba; sí, ellos se lo pierden; yo si que salí perdiendo, éste cada vez más calvo y gordo, y Luís, Luís..., ¡uf!; por favor, me traes una aspirina, no soporto este dolor, eres un sol. Qué rápido se ha ido el tiempo, mientras lo miraba tenía la sensación de que todo estaba como siempre, sí, él solo estaba saludando a una de sus amigas y cuando terminará volvería conmigo, a mi lado, pero, no, tantos años, tanto vivido, y solo queda el eco, el vacío de un jardín de infancia en domingo, lleno de juegos y dibujos sin vida, de cuentos y diversiones olvidadas. No te preocupes, no me pasa nada, solo lloro porque me agobia este dolor, con la aspirina me encontraré mejor, ¡ven!, dame un abrazo, te quiero. Me equivoqué, sé que lo hice mal, y él no supo, no entendió el momento en el que me encontraba, qué frágil es la vida, con nada se rompe y con ella nosotros. Enseguida me levanto, en cuanto me encuentre un poco mejor, ¿vale? No puedo quejarme, Carlos me trata tan bien, que yo, yo, no sé, no es lo mismo, nunca lo ha sido, lo echo de menos, no hay día que no visite mi cabeza sin estar invitado, igual debería llamarlo, sí, claro; hola Luís, ¿cómo estás?, solo quería escuchar tu voz y decirte todo lo que te quiero y echo de menos; seré idiota, cómo lo voy a llamar, además para qué, para... ¡Mierda! ¡Qué vomito! Definitivamente, hoy no es mi día. 

Jose Manuel Lucas


4 comentarios:

  1. ¡Que bueno! hats off to you senior Caballero. Un saludo, Ron

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  2. Hey man! You´re very polite. I hope to see you soon in Murcia or Lisbon. Saludos

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  3. Ojalá un día de estos le pase eso a más de una
    que salió dando un portazo de un día para otro, sin mirar a quién daban con la puerta en las narices. (Pd tenias toda la razón del mundo)

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  4. Esto solo es ficción, pero lo que suele ser real es el dolor, claro que tampoco el rencor es camino que lleve a ninguna parte... A veces tener razón no sirve para nada. Un saludo.

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