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sábado, 4 de septiembre de 2010

Huida

Un recuerdo colgado de un beso
y otra noche vencida a la vida,
no tuve más para ofrecerte
pero tu reías y reías.
El alcohol ponía palabras
en mi boca que no decían nada.
Te hablé de la soledad,
de las ausencias de los días,
mientras, tu ojeabas mis libros
y reías y reías.
Mis ojos brillaban sobre mi máscara
ante el reflejo de tu mirada,
y con el deseo de hacerte mía,
yo bebía y bebía.
Me abracé a la oscuridad
con la esperanza de encontrarte.
Mis dedos rozaron tu piel,
y mi boca suspiró por tu alma.
Con el humo de tu silencio
te reías y reías,
y como un poema que se pierde
en la noche,
te desvaneciste sin besar mis labios.

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